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11 y le hizo esta firme promesa:

— Señor del universo, si prestas atención a la humillación de tu esclava, si me tienes en cuenta y no me olvidas, si me concedes un hijo varón, te prometo que te lo entregaré de por vida y que nunca se afeitará la cabeza.

12 Elí, por su parte, observaba los labios de Ana que no cesaba de orar al Señor. 13 Como hablaba para sí, moviendo los labios, pero sin alzar la voz, Elí creyó que estaba borracha

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